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Alejandro Álvarez, conductor de Aubesa y que se inició en el oficio a los 21 años, se hizo con el título en Silleda entre casi 70 rivales de España y Portugal
Fuente: El Progreso Silvia Iglesia 25/11/25
El mejor conductor de autobús del mundo es de Becerreá y tiene solo 30 años. Alejandro Álvarez Méndez se hizo con el título que lo acredita como imbatible en las categorías de Mundo, Europa y España en la feria Expobus Iberia, en Silleda.
Allí no solo participaba por primera vez, sino que allí se enfrentó a las pruebas sin haber visto, y mucho menos probado, el circuito en el que disputó —y prácticamente bordó— las disciplinas que le valieron el galardón. Su destreza le hizo alzarse con un reconocimiento que "me fai sentir unha pequena diferenciación; dáme moita alegría".
Cuenta al otro lado del teléfono tras aparcar su autocar en La Alberca, en Salamanca, después de un largo viaje desde Lugo, que apenas sabía "como se abrían as portas do autobús" con el que concurrió frente a cerca de 70 rivales de España y Portugal, un MAN del paquete.
Justo después de dejar el volante, en Alejandro se quedó una suerte de esperanza. Fue el pasado viernes, con la dificultad añadida de concurrir ya de noche, pero consiguió impresionar a los examinadores. "Cando volviamos para a casa miña nai dicía que me vía moi seguro de gañar. Eu contesteille: É que non viches a cara dos examinadores", relata el joven, que se inició en el oficio a los 21, conduciendo un bus de, como mucho, 17 plazas.
No obstante, no fue hasta el sábado cuando se desvelaron los nombres de los mejores participantes y, al estar trabajando, fue su compañera en la empresa Aubesa Ainhoa Valledor quien se subió al podio para recoger el premio en su nombre. En el segundo puesto en la categoría de Mundo se situó Sergio Pérez, de la firma viguesa Autocares Iglesias, y en tercer lugar, Fernando Gesto, de Autos Carballo, de Lugo.
Por su parte, en el apartado Europa, la plata fue para Eduardo Silva, de Rodoviaria do Tejo, y el bronce para José Vicente Balteiro, que trabaja en Arriva, en A Coruña, mientras que en la categoría de España a Alejandro Álvarez le siguieron Juan Manuel Orjales, de Arriva, en A Coruña, y Roberto Carlos Cancela, de Aulusa, de Santiago.
Así fueron las pruebas
Alejandro detalla que la prueba estrella, en la que rozó la perfección, fue la de altura. Con un elevador situado a varios metros del autocar, y que iba subiendo, debía marcar a golpe de bocinazo la altura que creía que tenía el vehículo: "O bus ten 3,87 metros de alto e eu pitei aos 3,872. É algo case imposible, pero tamén xogou ao meu favor o factor sorte", reconoce.
No le fue peor en la prueba de aparcamiento, y ahí no había suerte que valiera. Se permitían, como máximo, tres maniobras para dejar el autobús lo más próximo posible a un bordillo. A Alejandro le bastó maniobra y media: "Din atrás e só tiven que endereitar", explica, "e só había cinco milímetros de diferencia entre a roda de adiante e a de atrás".
A estos particulares exámenes se sumaron un test con una veintena de preguntas a modo de teórico; la prueba de anchura —similar a la de altura—; el slalom hacia adelante y marcha atrás lo más rápido posible y sin tocar los conos; otro casi idéntico pero con conos en el interior del carril y en ambas márgenes; el del plato en el cuadro con una pelota de tenis que no debía caerse, y la última, que consistía en aproximarse a un rollo con un poste situado en la parte delantera, "coa dificultade de que no bus non ves o morro".
Un trabajo que es pura vocación
Alejandro reflexiona que lo suyo es pura vocación. Como parte de la familia que regenta la empresa Aubesa —que iniciaron sus abuelos en la zona de Sarria y que ahora cuenta con una flota de una docena de vehículos entre las bases de Becerreá y Barcelona—, al joven le entró el "gusanillo" cuando, una vez superados los 24 años, pudo ponerse al volante de un autocar grande.
"Iso era o que eu quería", dice, "coches grandes e coñecer sitios; para min facer unha liña regular é moi monótono e isto permíteche algo que o traballo no camión non, que é entrar no meollo das cidades, visitar lugares".