Fuente: La Voz de Galicia (30/08/2012)
En la recién reformada iglesia de Becerreá vuelven a lucir los santos que en la madrugada del 22 de mayo de 1997 no resistieron la fuerte sacudida sísmica y se precipitaron de sus pedestales. La Virgen del Carmen y el Niño se llevaron tal «fuciñada» que sus cabezas se partieron. El «santiño» recibió la peor parte porque incluso se quedó manco. San Juan, el patrono de Becerreá, tuvo suerte. Se cayó al vacío pero obró el milagro. Fue de cabeza sobre unas sillas y se salvó de cualquier desperfecto. Pudo volver al día siguiente a su pedestal y lucir en el altar mayor de la iglesia. «O patrón quedou incrustado nas cadeiras como se fora un toro», recordó el sacerdote. |
![]() |
La cruz ya vuelve a estar en su sitio. En la fotografía de la derecha, el cura recoge los restos de la cruz de fundición que el temblor hizo desmoronar del campanario. Aguantó infinidad de rayos y truenos, pero no así una sacudida de cinco grados en la escala de Richter. Debido a la caída, dicho elemento quedó muy destrozado. Fue necesario enviarlo a un especialista para que lo reconstruyera. Finalmente, aprovechando las obras de remodelación de la iglesia fue colocado nuevamente en lo alto del campanario. | ![]() |