Fuente: La Voz de Galicia (12/01/2014)
Hace ahora un año, el nombre de Lamas traspasó fronteras y se convirtió en el símbolo de una lucha vecinal que finalmente llegó a buen puerto. En esta aldea de Becerreá, José Luis Díaz encabezó una resistencia para impedir que la APLU (Axencia de Protección da Legalidade Urbanística) de la Xunta derribase su casa, construida hace trece años por su padre, en suelo rústico de especial protección agropecuaria y sin licencia. Más de 150 vecinos se sumaron a su causa.
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