Becerreá celebró la inauguración del Bar Vilela, antigua Galaica, unos 35 años después de que Antonio y Amparo echaran el cerrojo de aquel bar histórico, por jubilación. «Cerró por el año 79 o 80», afirma Víctor Reimóndez Dobao, Vituco, propietario del edificio, quien lo recuerda como el lugar donde se jugaban las partidas de sobremesa.
La Galaica era conocida por las cañas y los petisús de elaboración casera. Por su parte, el bar Vilela, regentado por Irene Freijo Rodríguez y Sesé Santín González, se traslada tras 21 años en su original ubicación, también en Carlos III, junto a Recambios César.
Durante las tres décadas de cierre del Galaica fue Banco Galicia, entre 1982 y 2012, por lo que los nuevos inquilinos han tenido que realizar reformas. Aunque el Vilela estrena imagen, en el decorado se han incluido detalles que evocan otra época y una exposición de fotos antiguas que recuerdan la existencia de la Galaica en las décadas centrales del siglo XX. El nuevo Vilela cuenta con un expositor de pasteles de elaboración propia que incluirá las míticas cañas y petisús de la Galaica. La reapertura de la Galaica se produce cuando va a cumplirse un año del cierre del histórico Eslavín. El Vilela llega para cubrir el vacío dejado por aquél y a iluminar un tramo de acera que se había quedado un tanto desangelada en el corazón de Becerreá.
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